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MÁSTER UNIVERSITARIO EDUCAR EN LA DIVERSIDAD, por Olga M. Alegre de la Rosa

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domingo, 3 de julio de 2016

Lección 5. ¿SABÍA QUÉ ES UN PROFESIONAL REFLEXIVO?, por Luis Miguel Villar Angulo y Olga María Alegre de la Rosa

He aquí un rol profesional excepcional (Estrela, 1999). Un profesional reflexivo ejerce sus funciones no sólo por el innegable valor que tiene la emisión de precisas acciones, sino por las inquietudes intelectuales que despierta con sus habilidades en los clientes. 

Y por sus inteligentes y lúcidas intervenciones en reuniones de las sesiones públicas para rediseñar los acontecimientos o los procesos organizativos a fin de mejorar la eficacia del sistema institucional o de una organización en términos de resultados (Manns, 2003).

Su mérito testimonial se evidencia en las actividades complementarias con la sociedad (Morgan, Rawlinson y Weaver, 2006). También, en el análisis de los procesos de los servicios o de la industria o de la enseñanza. 

Del mismo modo, su cualidad se refleja en los encuentros empáticos que realiza con los miembros de los demás agentes de los servicios o de la empresa, a los cuales hace partícipe de sus relatos escritos (Bolton, 2006), de sus valoraciones y evaluaciones, de sus representaciones de los acontecimientos, de la investigación o con los estudiantes a los que presta atención especial en razón de su rica diversidad. 

Igualmente, su acción profesional no es ajena a las denuncias permanentes que presenta en las comisiones ante los desafueros del poder. Asimismo, traslada al equipo directivo sus inquietudes sociales para que éste asuma un liderazgo participativo, en lugar de carismático, en la organización de los itinerarios de desarrollo del personal de una organización.

Además, su espíritu sintoniza con esta época: plantea asuntos y cuestiones de percepción del aprendizaje desde una problemática minimal, esto es, experimenta sobre los estilos y estrategias de aprendizaje estableciendo gradaciones en la complejidad de las tareas de una materia; investiga y valora las actividades curriculares y sociales; propone variaciones para la mejora de los contenidos de un asunto, y siempre defiende la participación y la toma de decisiones colegiada en los equipos.

En cierto sentido, es formalista cuando aboga por el desarrollo de una red de relaciones internas en el servicio donde cada uno (desde el directivo al personal administrativo) explica la esencialidad de los temas, el apoyo de la gestión y la forma artesana de aprender de los agentes de los distintos grupos. 

No se ocupa de algunos efectismos que son reduccionistas (tasas de éxito que no analizan las causas de ese indicador). Por el contrario, destila ideas cambiantes cuando habla de conocimientos especializados hasta que producen una huella a medio plazo en las personas (Schratz, 1993).

Su capacidad “intelecto-emotiva” se evidencia en la preocupación por el otro– colega en cualquier situación organizativa. En fin, su sentir intelectivo tiene una dimensión humana, cuando habla con voz propia, y devuelve a los demás en sus intervenciones ecos venerables de la historia del servicio o unidad empresarial.

De la misma manera, toma cuerpo en este profesional la primariedad de la excelencia, como un esfuerzo especial durante su ejercicio práctico. Consiste esa idea en hacer crecer el aprendizaje de los agentes por encima de cualquier límite razonable de una enseñanza de mínimos. 

Está, asimismo, consensuado socialmente con la idea de buena práctica porque ofrece ésta un acabamiento ordenado al responder a la misión declarada en el proyecto de la institución (Penso, Shoham y Shiloah, 2001).

No hay torpe construcción de conocimiento intelectual en un agente experto (otra acepción de agente de calidad). Por el contrario, su teoría consiste en la actualización de una materia aplicando una inteligencia sintiente de una realidad por todos los flancos a fin de asegurar un dominio científico en cualquier asunto (Paterson, Wilcox y Higgs, 2006).

Desde cualquier punto de vista que se trate, un agente con poderío reconoce los puntos fuertes y débiles de una programación en un departamento, o de una programación general anual ante una junta de personal (Danielson, 2007a,b). 

Al tiempo, desplaza los puntos oscuros y oquedades de la organización social hasta adecuar los objetivos del proyecto al contexto social y a las características psicológicas de las personas; y afronta las situaciones contingentes de la evaluación y promoción del personal con habilidad y exigencia, sin que le duela el ejercicio de la autocrítica de su sistema de calificación.

Un agente de calidad debe mostrar sin complejos qué piezas de su actividad tienen calidad para los “clientes” que se benefician de ella, tanto externos (sociedad) como internos (colegas de una profesión). A partir de un análisis introspectivo de su programación, un agente de calidad detecta las debilidades que está cometiendo en las acciones para establecer planes de mejora que resuelvan aquéllas (Rai, 2006).

Referencias
  • Bolton, G. (2006). Narrative writing: reflective enquiry into professional practice. Educational Action Research, 14 (2), 203–218. 
  • Danielson, Ch. (2007b). Chapter 6. Using the Framework. En Enhancing Professional Practice: A Framework for Teaching, 2nd Edition. Alexandria: ASCD. 
  • Estrela, M. T. (1999). Reflective practice and conscientisation. Pedagogy, Culture and Society, 7 (2), 235-244.
  • Manns, S. (2003). Developing the Reflective Practitioner Through Work Experience: a small-scale investigation into the benefits of integrating a range of workplace experience into a full-time professional postgraduate town planning course. Journal of Further and Higher Education, 27 (1), 77-88.
  • Morgan, J., Rawlinson, M. y Weaver, m. (2006). Facilitating online reflective learning for health and social care professionals. Open Learning, 21(2), 167-176. 
  • Paterson, M., Wilcox, S. y Higgs, J. (2006). Exploring dimensions of artistry in reflective practice. Reflective Practice, 7 (4), 455-–468.
  • Penso, S., Shoham, E. y Shiloah, N. (2001). First Steps in Novice Teachers’ Reflective Activity. Teacher Development, 5 (3), 323-338.
  • Rai, L.  (2006). Owning (up to) Reflective Writing in Social Work Education. Social Work Education, 25(8), 785–797. 
  • Schratz, M. (1993). Researching While Teaching: promoting reflective professionality in higher education. Educational Action Research, 1(1), 111-133. 

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